
Imagina que tu perro se ha hecho daño y tienes que revisarle la pata, subirle al coche, darle un medicamento o simplemente mantenerle quieto hasta que llegue ayuda… Pero en lugar de cooperar, tu perro se resiste, se escurre, gruñe o incluso intenta huir. No porque sea “difícil”, sino porque no se siente seguro contigo en ese momento. Y en ese momento en el que te das cuenta de que tu perro no confía en tí, y de la gravedad del asunto…
Y puede sonar duro, pero es más común de lo que parece, y no atender a las señales y al lenguaje de tu perro hace que sea algo silencioso…
Confianza bajo presión:
En situaciones de estrés o dolor, los perros, como cualquier otro ser vivo, se aferran a lo que conocen como seguro. Y si tú no eres esa figura de seguridad, la situación puede complicarse mucho. Imagina tener que ponerle un bozal, moverle con urgencia o actuar rápido para ayudarle… y que tu perro no se deje, no entienda tus intenciones o, peor aún, te vea como una amenaza más.
La confianza no se improvisa en medio de una crisis: se cultiva en el día a día.
Señales de una confianza frágil:
Puede que creas que tu perro confía en ti, pero ¿lo hace de verdad?
Algunas señales de que la confianza podría estar floja:
- No se deja manipular cuando hay dolor o incomodidad (a ver, es lógico que si tiene dolor muestre incomodidad a la manipulación pero una cosa es eso y otra que haya que sedarle para cortarle las uñas…).
- Se esconde o huye cuando algo le asusta sin contar contigo en ningún momento.
- No te busca como su “base segura”.
- Muestra tensión o rigidez cuando intentas ayudarle.
- Se bloquea o desconecta cuando hay cambios en la rutina.
Esto no significa que estés “haciéndolo mal” pero sí que hay margen de mejora, y eso es una buena noticia: se puede trabajar, y cuanto antes empieces, mejor:
Te voy a dar 4 consejos para empezar a construir esa confianza desde YA:
- Haz de la manipulación una rutina agradable:
Toca sus patas, orejas, boca… pero no cuando hay prisa o necesidad, sino cuando está relajado, no tengas prisa, atiende a sus señales, busca cooperación. - No le obligues, acompáñale:
El respeto y la confianza crecen cuando damos opciones, si necesita espacio, dáselo, si algo le incomoda, escúchale. No es falta de límites, es comunicación. - Entrena sin presión:
Enseñarle a llevar bozal, a subirse al coche o a quedarse quieto no debería hacerse corriendo el día que lo necesitas. Entrénalo antes, con calma. - Confía tú también.
Muchos perros sienten nuestra inseguridad y si tú entras en pánico, él también. Trabaja tu autocuidado, tu capacidad de estar en calma… y no olvides observar y escuchar a tu perro: él también te está enseñando a confiar.
La prevención es el mejor plan de emergencia
Si algo podemos aprender del trabajo con perros es que lo urgente no se improvisa, se previene. Y la confianza mutua puede marcar la diferencia entre ayudar y empeorar una situación crítica.
No esperes a que pase algo para darte cuenta de que tu perro no está listo, Empieza hoy: observa, practica, acompaña, confía (en él y en tí).
En breve te voy a contar algo que puede ayudarte mucho, pero por ahora… empieza con lo básico: conviértete en su lugar seguro.

Guía de Emergencias Caninas + BALTO, tu asistente IA
Incluye materiales imprimibles y asistencia paso a paso.